1. El provocador y mentiroso Donald Trump actúa como queriendo convertir la república norteamericana en una monarquía decadente. Él quiere ser un rey, no un presidente democrático, aunque haya sido destronado. (Destronar: despojado un soberano del trono. Despojado de preeminencia).
2. El rey Trump se presenta como una figura intocable, constitucionalmente inviolable, no sujeto a responsabilidad ante el pueblo, el mundo y los tribunales. Por el contrario, lleva la política y los políticos democráticos a sus amigos jueces. Quiere situarse por encima de la ley que impone a los demás. No quiere estar sometido al periódico veredicto de las urnas. En cualquier caso, no acepta los resultados electorales que le son desfavorables tal como sucede en los estados dictatoriales o autoritarios. Se reviste de la púrpura y la corona de una autoridad o autoritarismo en contra de los derechos y de las libertades de las personas y de los pueblos.
3. Sí, las consecuencias del discurso populista del rey Trump acaba generando sociedades en las que la autoridad o el autoritarismo pasa por encima de la libertad y del criterio propio de los electores. El trumpisme es peligroso y atenta contra la democracia, la libertad y la convivencia. Hay un trumpisme español. El fracasado Trump actúa como el régimen español.