Un hígado soberanista para el español Fernández Díaz

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El español Jorge Fernández Díaz vive una situación personal difícil debido a una lesión hepática grave de la que ha sido intervenido. Hay que referirse con delicadeza en este caso y a sus derivadas éticas y políticas.

1. Fernández Díaz debe ser tratado periodísticamente con el mismo respeto que todos los pacientes. Respeto a pesar de la radical discrepancia política con el ex ministro. Discrepancia también entre su religiosidad heredera del nacional catolicismo y de quienes viven la fe cristiana de manera ecuménica y liberadora.

2. Una pregunta está sobre la mesa. Jorge Fernández Díaz, obsesivo perseguidor con métodos criticables del soberanismo catalán democrático y pacífico, ¿aceptaría que le fuera trasplantado el hígado de un soberanista catalán si fuera necesario? ¿O lo rechazaría por ser de un soberanista? Este interrogante ya fue planteado en septiembre de 2014 con motivo de unas declaraciones de Mariano Rajoy. El presidente Rajoy defendió la unidad de España de esta manera: «La solidaridad del sistema nacional de trasplantes hace posible que un andaluz viva con un corazón catalán o un madrileño tenga vida gracias a la generosidad de un gallego».

3. Se abren un abanico de preguntas. ¿Aceptarían Rajoy, Fernández Díaz y el rey Felipe VI vivir gracias al corazón o el hígado de un soberanista catalán si alguna vez necesitan este transplante? ¿Serían transplantes inconstitucionales? ¿Aceptarían poder vivir gracias al corazón o el hígado del ciudadano de una Catalunya independiente?

4. El Gobierno, el tripartito PP/PSOE/C ‘s y la virreina Soraya deben cambiar el chip. El soberanismo tiene la convicción de que una España soberana y una Catalunya soberana mantendrían una relación más democrática, más libre, más solidaria. La sanidad catalana no sería hundida como lo ha deseado alguien según consta en conversaciones grabadas en un despacho ministerial. La democracia, la libertad, la solidaridad, la soberanía, la independencia no tienen fronteras territoriales, ni constitucionales, ni religiosas, ni ideológicas.

5. Sobre esta temática, el periodista Peter Seewald preguntó al cardenal Joseph Ratzinger cuando era arzobispo de Munich si era donante de órganos. Quien años después sería el Papa Benedicto XVI contestó: «Sí, aunque supongo que mis viejos órganos ya no serían muy solicitados». Seewald le sugirió: «Una idea emocionante. Un africano musulmán con el corazón del cardenal Ratzinger«. Y el cardenal dejó abierta esta posibilidad: «Podría ser …»

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