Santamaria regresa al fracasado franquista «ministro en Pedralbes»

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Soraya Sáenz de Santamaría regresa al franquista «ministro en Pedralbes» en una operación de marketing envejecido para ganar «la provincia barcelonesa y la querida región catalana».

1. Había un procurador en las Cortes franquistas, Eduardo Tarragona Corbella (1917/2007), que propuso que el general Francisco Franco tuviera un ministro en Pedralbes para tratar sobre «los asuntos peculiares y regionales de Cataluña». Ahora la vicepresidenta del Gobierno español, haciendo ver que el franquista y fraguista Mariano Rajoy quiere dialogar siempre que sea en el degradado marco constitucional, intenta hacer realidad la fracasada idea de Tarragona. El escenario del diálogo no es el Palau de Pedralbes donde el dictador Franco celebraba de vez en cuando reuniones del Consejo de Ministros. El escenario es ahora el Palau Montaner, sede de la Delegación del Gobierno en Catalunya. Este palacete es un edificio modernista que demuestra día a día que la realidad cultural y nacional catalana es anterior a la Constitución española.

2. Hay diferencias, sin embargo, entre Eduardo Tarragona y Soraya Sáenz de Santamaría. Tarragona fue un empresario. Santamaría está encerrada en la burbuja de la abogacía del estado como su marido, Iván Rosa, que, por cierto, está bien colocado desde el año 2012 en Telefónica como asesor jurídico.

3. De la primera visita de Sáenz de Santamaría destaca el hecho de que se haya reunido con representantes de dos partidos españolistas y perdedores como C ‘s y PSCPSOE. Su desprecio hacia el Govern soberanista catalán refuerza a este Govern  y al soberanismo catalán. También destaca el hecho de que la vicepresidenta no se fíe del delegado Enric Millo. Y eso que Millo es servil en relación Madrid. Hace lo que le digan que tiene que hacer. Ahora toca sonreír y hablar de diálogo, y Millo sonríe y habla de diálogo. Ayer no tocaba hablar de diálogo, y Millo con cara crispada decía en el Parlament cosas como éstas: «El Govern de JxSi pervierte la esencia de la democracia (…) El soberanismo es una minoría con ansias de poder totalitario (. .) Estamos ante una estafa mayúscula que antepone una ideología pasada de moda al verdadero espíritu de la democracia».

4. Esto no lo resuelven ni un ministro franquista español en el Palau de Pedralbes ni una vicepresidenta franquista española en el Palau Montaner. Sólo lo soluciona un referéndum.

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