Necesaria transformación en profundidad de la Iglesia

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Études” (diciembre 2021) publica una entrevista con el cardenal Joseph de Kesel, arzobispo de Malinas-Bruselas, con título “La necesaria transformación en profundidad de la Iglesia”. Enric Subirà, párroco emérito de Sant Medir, publica en “Pedres vivents”, revista de esta parroquia, el siguiente texto….

2.- El cardenal Kesel insiste mucho sobre los «signos de los tiempos» para expresar la importancia de estar abiertos a la sociedad de hoy. Añade que hay que tomar conciencia de que es el mundo quien ha ayudado a la Iglesia a comprender mejor el Evangelio: “La sociedad nos ha abierto los ojos sobre el Evangelio, pues el Espíritu de Dios trabaja en el mundo, no sólo en el ´Iglesia”.

3.- ¿Buena parte de la Iglesia no vive un período de repliegue identitario, olvidándose de la apertura al mundo como si le diera la vuelta incluso la espalda? ¿Dónde se encuentra “la Iglesia en salida” que tanta tinta ha gastado esta palabra en los últimos escritos pastorales, al menos en la archidiócesis de Barcelona? Más bien nos encontramos con una «Iglesia en caída» más «que en salida». Para salir de un sitio, primero hay que abrir la puerta y luego ya estás afuera, en la calle, en el mundo, con las personas. Lo que no vale es decir que sales y luego vuelves a entrar. Ya no se trata de salir única y físicamente de los palacios y de los templos sino que, a veces, la mentalidad clerical puede traicionar el encuentro con el mundo, convirtiéndose en un diálogo de sordos.

4.- Inculturación (signos de los tiempos) y apagar el fuego del clericalismo, son dos propuestas que el Papa Francisco no deja ninguna ocasión para mencionarlo. Es necesaria una transformación por un nuevo rostro y un nuevo espíritu más transparente de una Iglesia más evangélica y menos cultual y liturgista. Los años de la «cristiandad» ya han pasado, y ahora estamos sufriendo las consecuencias. Haciendo un pequeño repaso sociológico ya se puede ver la estrepitosa bajada de vocaciones en las congregaciones e instituciones religiosas. Los seminarios se están vaciando, la práctica religiosa cae a niveles del casi cincuenta por ciento en relación a finales del siglo pasado. La pederastia ha causado también una piedra de tropiezo como escándalo en la Iglesia. Muchos laicos han encontrado un muro ante un pretérito régimen canónico. Actualmente el conflicto sobre las inmatriculaciones a favor de la Iglesia de bienes urbanos y rústicos es también motivo de preocupación y perplejidad para muchas personas.

5.- No podemos continuar como si nada hubiera pasado. Nos podríamos preguntar qué condiciones y factores han motivado esta situación: ¿Cómo se ha hecho y cómo se ha vivido la recepción del Evangelio en la Iglesia en nuestro mundo, en nuestro país y en nuestros tiempos? ¿Con qué convicciones la jerarquía y los pastores han comunicado el Espíritu del Evangelio?

6.- Estas y otras cuestiones pertinentes, podrían plantearse en los grupos de trabajo del próximo Sínodo 2023. Se trata de una ocasión, de un momento adecuado y oportuno (Kairós), el cual normaliza el papel importante de la participación de los laicos en la Iglesia. En este sentido, la viabilidad y el acierto del Sínodo 2023 estará ligado también al compromiso y responsabilidad de los laicos. No podemos olvidar en este proceso sinodal que para salir adelante, no debemos pasar por alto el pasado. Como dice el Cardenal Kesel, «la Iglesia vive en el mundo, pero no necesariamente en un mundo cristiano, y la Iglesia tiene un mensaje de fraternidad a transmitir, pero esto necesita una reforma en profundidad». Que podamos transformar la desesperanza en esperanza y la realidad de la vida cotidiana en trascendente experiencia.

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