Semana Santa sin playa, ni montaña, ni templos

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Semana Santa de coronavirus con confinamiento y muertos … sin vacaciones en la playa ni en la montaña, sin templos. ¿Sin Dios?

 

1. Quim Curbet (editor, escritor, fotógrafo) escribe un tuit: «Si algo nos habrá servido el confinamiento es para comprobar que en esta vida se puede pasar sin religión y sin fútbol». Isidor Marí (filólogo y músico) le comenta: «El problema es que el recambio pueden ser las ruedas de prensa de los militares y la ración intensiva de tele basura».

2. Hay religiones y religiones. Fe y fe. Ateos y ateos. Vidas y vidas. Políticos y políticos. Individuos y personas. Libros y libros. Verdugos (determinados poderes) y crucificados (Jesús). Si religión implica idolatría y que el ser humano esté sometido a cualquier ídolo, Jesús no es religioso. El Dios de Jesús no es religioso. La idolatría es un coronavirus que ataca los derechos y las libertades de las personas y de los pueblos. Quiere destruir la fe, la esperanza, el amor. Todo es susceptible de ser ídolo … la unidad de España, el orgullo de ser español como dice el ministro de Justicia, la monarquía, el armamento, la constitución, la ley, el sistema judicial, el fútbol, ​​los libros , la fotografía. También la religión y el templo. En estos largos días de confinamiento, se puede pensar y reflexionar sobre la postura de Jesús respecto el templo …

3. Un día Jesús encuentra en el templo de Jerusalén a vendedores de bueyes y cambistas. Hace un látigo de cuerdas y los saca a todos del templo. Les dice: «¡Quitad esto de aquí! No convirtàis en mercado la casa de mi Padre (…) Destruid este santuario, y en tres días lo levantaré «. Es replicado: Este santuario ha sido construido en cuarenta y seis años, y tu ¿lo vas a levantar en tres días? Pero él se refiere al santuario de su cuerpo» (Juan 2, 13-22).

 4. Un día Jesús dialoga con una samaritana. La mujer le dice: «Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros, los judíos, decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Jesús le dice: «Créeme, mujer, llega la hora en que el lugar donde adoraréis al Padre no será  en este monte ni en Jerusalén (…) Llega la hora, mejor dicho, es ahora, que los auténticos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad. Estos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu. Por ésto  los que le adoren deben hacerlo en Espíritu y en verdad «(Juan 4, 5-42)

 5. Un día Jesús dice a sus discípulos: «Yo os digo que aquí hay algo más grande que el templo. Si hubierais entendido qué significa aquello de lo que yo quiero es amor y no sacrificios, no habriais condenado unos hombres que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado «(Mateo 12, 6-12).

 6. Un día Jesús sale del templo. Cuando se va, los discípulos se le acercan y le hacen notar sus construcciones. Él les dice: «¿Veis todo esto? Os aseguro que no quedará piedra sobre piedra: todo será derribado» (Mateo 24,1).

7. Un día Pablo dice en el Areópago de Atenas: «El Dios que hizo el mundo y todo lo que se mueve, Señor del cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos de hombre ni tiene necesidad de que los hombres le sirvan, él que a todos da vida, aliento y toda cosa (…) Ahora bien, a pesar de que somos del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea semejante a estatuas de oro , de plata o de piedra, trabajadas por el arte y el talento de los hombres». (Hechos de los Apóstoles 17, 24-29)

8. Pablo escribe en sus cartas: «¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?  Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es sagrado, y ese templo sois vosotros (…) No sabéis que vuestro cuerpo es  templo del Espíritu Santo que ha recibido de Dios y que habita en vosotros? (…) Y este templo del Dios vivo somos nosotros, como Dios mismo dijo: habitaré en ellos y los acompañaré. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo» (1 Corintios 3,16 y 6,19; 2 Corintios 6, 16-17).

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