«Votad cristiano»

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Un artículo firmado por mosén Josep Torras en el «Full Albada» de Manresa concluye: «Votad cristiano».

     En dicho texto, mosén  Josep reconoce que tiene la tentación de decir a quién votar pero que no lo hace por respeto a las libertades de las personas. Él es uno de aquellos sacerdotes que fueron multados durante la dictadura franquista por sus homilías. También fue perseguido durante su estancia en Argentina por la dictadura militar. Ahora se lamenta de «la orientación subliminal que manifiestan nuestras jerarquías eclesiásticas» y, concretamente, critica a los medios de comunicación de la Conferencia Episcopal Española (13V y COPE). Concluye, por tanto, con el clamor: «Votad cristiano».

     Cada cristiano y cualquier agnóstico que sintonice con el mensaje evangélico de Jesús ha de interpretar, en conciencia, que quiere decir este «votad cristiano». Para el autor de este artículo, «votad cristiano» implica no hacer caso de las posturas políticas de los cardenales Antonio María Rouco y Antonio Cañizares y de su amigo, el conspirador Jorge Fernández Díaz.

     «Votad cristiano» implica tener en cuenta en los asuntos públicos unos criterios básicos que forman parte de la Doctrina Social de la Iglesia católica. Un cristiano debe estar a favor de los derechos y libertades de las personas sea cual sea su condición sexual, ideológica, religiosa. Un cristiano debe estar a favor de los derechos y libertades de todos los pueblos, tengan estado, no lo tengan o se encuentren en un proceso para obtenerlo. Es el caso concreto de Catalunya.

     El proceso soberanista catalán es torpedeado, y muchas veces con juego sucio y antidemocrático, desde sectores políticos, económicos y mediáticos españoles. Las recientes filtraciones sobre el ministro Fernández Díaz son un ejemplo. Un mal ejemplo. Por eso es oportuno tener en cuenta siempre, especialmente en las actuales circunstancias electorales, la postura expresada  de manera permanente por el episcopado catalán. Según los obispos, toda opción política, incluida la independentista, es legítima si se propugna de manera pacífica y democrática como es el caso de Catalunya. En un sentido contrario podría decirse que toda opción política, incluida la unionista a favor de la unidad de España, es ilegítima si se defiende mediante la guerra sucia para destruir al adversario político.

     (Texto publicado en www.tribunacatalana.cat)

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