Los ultras Cañizares y Fernández Diaz, lejos del Papa y de una prostituta

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El cardenal Antonio Cañizares y el ministro Jorge Fernández Díaz son ultracatólicos y amigos. Ambos quedan muy lejos de la relación humana y cristiana vivida entre una prostituta argentina y Jorge Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires y hoy Francisco.

     El cardenal ha hecho unas declaraciones sobre la familia que han provocado la crítica desde los ámbitos cívico, político y eclesial. El ministro ha utilizado el terrorismo en un intento burdo y desesperado de conseguir un miserable puñado de votos. Esto ocurre en la España constitucional

     Más allá de esta España se dan escenas tan conmovedoras como la descrita en «El nombre de Dios es Misericordia», que es una conversación entre el Francisco y el periodista vaticanista Andrea Tornielli.

     Este es el relato, profundamente evangélico, en los labios de Francisco …. «En la época en que yo era rector del Colegio Máximo de los Jesuitas y de una iglesia en Argentina, recuerdo una madre con niños pequeños y al que el marido había abandonado. No tenía trabajo fijo, conseguía trabajos eventuales sólo unos pocos meses al año. Cuando no encontraba, hacía de prostituta para dar de comer a los hijos. Era humilde, visitaba la parroquia, intentábamos ayudarla por medio de Cáritas. Recuerdo que un día -era por las fiestas de Navidad- vino con los hijos al colegio y pidió por mí. Me llamaron y salí a recibirla».

     El Papa prosigue el relato: «Estaba allí para darme las gracias. Yo creía que era por el paquete de Cáritas con alimentos que le habían enviado: ‘¿Lo ha recibido?’, Le pregunté. Y ella dijo: ‘Sí , sí, por ello también le doy las gracias. Pero he venido a agradecerle sobre todo que usted no haya dejado de decirme ‘señora'».

     El Papa Francisco termina su relato con este comentario: «Son experiencias de las que aprendemos que lo importante es acoger con delicadeza a quien tenemos delante, no ofender su dignidad. Para ella, el hecho de que el rector de la iglesia, a pesar de conocer la vida que llevaba en los meses que no podía mostrar, le siguiera diciendo ‘señora’ era tan importante o quizás más aún, que aquella ayuda concreto que le dábamos «.

     (Texto publicado en www.tribunacatalana.cat)

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