Santa Muriel

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El nombre Muriel es galés y significa «aquella que triunfa en su vida» o «blanca como la mar más resplandeciente». Muriel Casals es una mujer y política respetada y querida por los soberanistas catalanes, los demócratas, los agnósticos y los creyentes. Un milagro.

          A la hora de su muerte, dos personas coinciden desde perspectivas diferentes. La agnóstica periodista Pilar Rahola dice: «Respetemos con silencio y oraciones este momento». La creyene sor Lucía Caram dice: «¡Descansa en paz amiga! Catalunya te llevaen el corazón y llora tu marcha. Ruega por nosotros». Ambas hablan de oración. El Papa Francisco explica qué significa orar: «La oración ilumina nuestros ojos para saber ver a los demás como los ve Dios, para amar como Dios ama».

          Muriel Casals colaboró con la acción cívica de la Iglesia. Asistía al encuentro anual del Grup Sat Jordi, ente creado por el obispo Joan Carrera en defensa de los derechos y las libertades de las personas y de Catalunya. El periodista Marcel Juan escribe: «Muriel Casals, agnóstica, respetuosa, entendió y valoró positivamente la causa de la Iglesia catalana. Gracias, Muriel». El periodista Jordi Llisterri explica: «Muriel valoraba lo que representa la Iglesia en Catalunya. En los últimos años, desde la presidencia de Omnium Cultural y durante los pocos meses que ha sido diputada, mantuvo una relación fluida con sectores eclesiales. No fue una relación confesane. Era una relación que se hacía porque entendía que nada se podía construir en este país sin tener presente la amplia corriente social y cultural que representa la Iglesia en el carril central del país».

          Muriel es un ejemplo para los cristianos de cómo vivir los valores del cristianismo. Cuatro días antes del maldito accidente mortal, escribió un tuit sobre Miquel Pujadó y las canciones francesas que ella, nacida exiliada en Avinyò, tanto amaba y en el que decía: «Sed felices». Este «sed felices» sintoniza con las Bienaventuranzas de Jesús. Felices los pobres de espíritu, felices los que lloran, felices los humildes, felices los que tienen hambre y sed de justicia, felices los misericordiosos, felices los limpios de corazón, felices los que se esfuerzan por la paz, felices los perseguidos a causa de la justicia …

          Este deseo de justicia, liberación, humildad, consuelo, bondad, compasión, misericordia, corazón limpio, felicidad de Muriel Casals contrasta con la reacción catalanofóbica de los ámbitos político y mediático espanyolistas. Es el caso del español Salvador Sostres, columnista del franquista y borbónico ABC. Ha escrito: «Muriel Casals soñaba con ser heroína y mártir de la Cataluña liberada, y acabó atropellada por una bicicleta en Urgel/Provenza siendo además el único e improbable caso en que un ciclista no era el culpable en la reciente historia de España. Las circunstancias mundanas de su muerte contrastan con la épica con que desafió a España, en un inevitable paralelismo entre la grandilocuente retórica del llamado proceso secesionista y sus aterrizajes tan forzados, y tan ridículos, en la realidad».

          Esta terminología indecente contrasta con el talante de Muriel Casals. El actual presidente de Omnium Cultural, Jordi Cuxart, la recuerda así: «Amémonos, nos decía siempre la Muriel. Amémonos, que eso es tan bonito». Son palabras repetidas una y otra vez por Jesús en el Evangelio: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros, como yo os he amado».

          (Traducción del artículo publicado en www.tribunacatalana.cat)

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