Iglesias, Carol, Sol. Mentir y sectarismo en periodismo político

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PUNTO. Pablo Iglesias, que publica el libro “Verdades a la cara”, acusa a Màrius Carol (consejero delegado de La Vanguardia) de “mentir, faltar a la verdad, lo que es una inmoralidad”. La polémica se plantea en el programa radiofónico de Jordi Bastè cuando hablan de Jean-Luc Melenchon y las elecciones francesas. Otro caso es el de Sergi Sol (responsable de comunicación de ER, jefe de gabinete de Comunicación del vicepresidente Oriol Junqueras, considerado poderoso comisario informativo en TV3). Su artículo titulado “El genuino Carrasco y Formiguera” es otra muestra de su sectarismo.

CONTRAPUNTOS.- Carol replica a Iglesias: “Me acusas de mentiroso. Me siento un poco ofendido porque es lo peor que puede decirse a quien ejerce el oficio de periodista”. El hombre de Can Godó tiene razón cuando admite que lo peor que puede decirse de un periodista es que miente. Pero, ¿tiene razón Iglesias? Ésta es la cuestión.

En cuanto al segundo episodio, el de Manuel Carrasco i Formiguera, Sol cita a un ex militante de Unió Democràtica, Joan Capdevila, que ahora es diputado de ER en el Congreso español. ¿Por qué no cita, por ejemplo, a otro destacado ex militante de Unió, Antoni Castellà, diputado en el Parlament y miembro del Consell per la República que preside Carles Puigdemont? Por sectarismo.

Y es que la mentira y el sectarismo forman parte del periodismo. También del periodismo (escrito, radiofónico, televisivo) que se auto considera serio, fiable y riguroso. Este periodismo clásico suele criticar a las modernas redes sociales. Las critican y descalifican porque estos medios «serios» ya no controlan la información ni monopolizan la opinión. Tampoco reconocen que los internautas tienen criterio suficiente para distinguir el grano de la paja, tanto en las redes donde se opera con libertad como en los medios informativos, mediatizados por los poderes económicos, que se auto proclaman serios.

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