Señor Jesús, tú que fuiste tentado en el desierto para usar el poder para satisfacer tus necesidades inmediatas y conociste en tu carne nuestra debilidad innata ante las contrariedades, ayúdanos a superar la sutil tentación de buscar soluciones fáciles a problemas complejos .

Danos la certeza de que, si somos coherentes y generosos, el Padre nos mostrará los caminos adecuados para alcanzar los objetivos que creemos justos.

Haced que no busquemos  éxitos estrepitosos, sino que nos mantengamos fieles al compromiso cotidiano de actuar según los valores y la visión fraternal que brotan de tu Evangelio.

No permitas que adoremos los ídolos de la prepotencia y de la vanagloria, y sostenednos en el esfuerzo de vivir siempre según la lógica del servicio desinteresado hacia todos.

Y en cualquier circunstancia animadnos a vivir en la libertad de hijos amados del Padre del Cielo, blandiendo sensatamente edn todo momento la bandera del amor en nuestra lucha pacífica e ilusionada por un futuro mejor para nuestro pueblo y para todos los pueblos del mundo.