Colau ignora que Navidad es más revolucionario que el solsticio de invierno

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Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona que quiere que Madrid sea la capital de los catalanes, ignora que el mensaje de Navidad es profundamente humano y más revolucionario que el solsticio de invierno.

     El discurso y la actuación de Colau indican que no tiene ni idea de estas cuestiones. Su ignorancia sobre las grandes tradiciones del cristianismo, el judaísmo, el islamismo y el agnosticismo la inhabilitan para ser buena alcaldesa de la capital de Catalunya. Desde la fe y el agnosticismo se admite que estas grandes tradiciones configuran la sociedad catalana y las sociedades occidentales.

     Colau da la bienvenida al solsticio de invierno, y está bien que lo haga, pero no da la bienvenida a la Navidad, lo que está muy mal. La alcaldesa margina a todos aquellos que, creyentes o agnósticos, consideran que la Navidad tiene un significado de fe y de humanidad.

     El escolapio Ramón M. Nogues ha escrito un artículo sobre estos asuntos en la revista «El Pregó». Explica: «Las sociedades laicas abiertas no se pelean por los símbolos. Las sociedades abiertas gestionan sus símbolos acogiéndolos, no marginándolos. Y los símbolos religiosos figuran entre los más fundamentales de cualquier sociedad. Las sociedades abiertas encuentran interesantes las iglesias, las mezquitas, las pagodas, las sinagogas, los centros masónicos o los templos jaïnites … siempre que sean decentes, abiertos y civilizados. La fe religiosa personal es un hecho privado, pero la religión es pública. Las catedrales son tan públicas como los estadios de fútbol. La procesión del Corpus es tan pública como el desfile gay o desfile de Carnaval. La Merced, concretamente, evoca una epopeya de liberación de esclavitud en su época, protagonizada por eminentes cristianos catalanes».

     Hasta aquí la magistral lección de Nogués. Tres ideas al respecto dedicadas a Colau y su equipo. Navidad es sobre todo Jesús. El niño, símbolo de la fragilidad humana, que nace en la periferia de Belén, lejos del templo, de los palacios, de la magnífica sede del Ayuntamiento de Barcelona. Navidad es el grupo de pastores a la intemperie y la huida de Jesús y de sus padres José y María a Egipto como tantos emigrantes, refugiados, sin techo, sin papeles, perseguidos por el poder despótico y marginados por una autoridad municipal sectaria e ignorante. Nadal es María, madre de Jesús. María del Magnificat o cántico dirigido a Dios con estas palabras: «Las obras de su brazo son potentes. Dispersa los soberbios de corazón, derriba a los poderosos de sus tronos y exalta a los humildes. Llena de bienes a los pobres, y los ricos se van sin nada».

     Jesús frágil, los pastores a la intemperie, el Magnificat de María tienen un carácter subversivo, revolucionario, inconstitucional. Pero la alcaldesa de Barcelona sólo está interesada en el solsticio de invierno.

     ¡Buen solsticio de invierno y feliz Navidad!

     (Artículo publicado en www.tribunacatalana.cat)

 

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