Cardenal Bertone, error vaticanista de La Vanguardia

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1. La caída en desgracia del cardenal Tarcisio Bertone (en la foto) se ha confirmado días antes de la pasada Navidad. Representa un error de la estrategia vaticana de «La Vanguardia».

2. El Grupo Godó entregó el último Premio Internacional Conde de Barcelona al cardenal Bertone que fue secretario de estado del Vaticano durante el pontificado de Benedicto XVI. Era el 22 de septiembre de 2012, días después de una de las grandes manifestaciones soberanistas y seis meses antes de la elección de Jorge M. Bergoglio como Papa con el nombre de Francisco (13 de marzo 2013). A partir de la elección de Francisco comenzó la caída de Bertone. Durante su mandato, con responsabilidad suya o no, hubo intrigas, situaciones delicadas, escándalos, el caso Vatileaks. Abandonó el cargo el pasado 15 de octubre. Francisco lamentó también que Bertone, tras dejar la secretaría de estado, se fuera a vivir a un apartamento lujoso. Dos meses después, el Papa aprovechó que Bertone cumplía 80 años para relevarlo como camarlengo, que es la máxima autoridad de la Iglesia católica en el período que va entre la muerte o la renuncia de un Papa y la elección de otro.

3. Ya en el mismo día en que se entregó el premio a Bertone, el 22 de septiembre de 2012, el planteamiento no tuvo la magnitud deseada por los organizadores del Grupo Godó. Un objetivo era que aquel acto se celebrara en Montserrat con la presencia del Rey, entonces Juan Carlos, con el intento de mostrar un entendimiento cordial entre la monarquía española y lo que significa la abadía benedictina en Catalunya desde las perspectivas eclesial y cívica. No fue así. Ni el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ni el abad Josep M. Soler lo vieron claro, y se descartó Montserrat. La ceremonia se celebró en el Reial Monastir de Santa María de Pedralbes con presencia del rey de España, del presidente de Catalunya, Artur Mas, y de Javier de Godó.

4. Estos hechos, actualizados ahora gracias a la sustitución de Tarcisio Bertone por Jean-Louis Tauran como cardenal camarlengo, confirman a posteriori que la decisión de «La Vanguardia» fue errónea. Sabios maestros enseñan que en periodismo, incluyendo los que a sí mismos se consideran cronistas magistrales y vaticanistas sibilinos, hay que ser humilde. Como en todo en esta vida. 

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