Plebiscitos infernales

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1. Miquel Iceta, líder de lo que queda del PSC, presenta las elecciones catalanas, hipotéticamente plebiscitarias según él, como infernales. Lo que es un infierno fue la Alemania nazi y todos los regímenes similares que han existido y existen a lo largo de la historia en la Tierra. Un régimen que, entre otras actividades monstruosas, se dedicaba a asesinar miles de homosexuales, ¿recuerdas Iceta?. Ahora Miquel Iceta ha tenido la ocurrencia de comparar el infierno nazi con el proceso soberanista catalán, pacífico y democrático. Vergonzoso.

2. Iceta se ha visto obligado a pedir perdón, ¿por qué no dimitir?, pero se defiende haciéndose suyas las explicaciones del periodista Rafael Jorba en su artículo «Plebiscito en democracia» publicado el pasado 25 de octubre en «La Vanguardia».

3. Sería mejor que político y periodista dedicaran su tiempo a escribir un artículo que podría titularse «Digamos democracia constitucional española sin urnas». Las dictaduras y los regímenes sin urnas son los que rompen la convivencia, y hacen que las relaciones entre las personas y los pueblos se conviertan en un infierno.

4. Un cristiano entiende el infierno, más allá de metáforas apocalípticas, como ausencia de humanidad, de esperanza, de amor y de Dios. Ausencia que comienza ya ahora cuando se rompe el sentido de Dios y cuando no se respeta a los demás. Una manera de no respetar a los otros es impedir el voto. El nazismo, con plebiscitos o no, es un infierno en la Tierra. El caso de Catalunya es radicalmente diferente. Los plebiscitos del nazismo no tienen nada que ver con el referéndum y las elecciones reclamados por los soberanistas catalanes. 

5. El cristiano, que vive en esta sociedad y que está comprometido en política, cree que incluso en la situación inhumana que supone el infierno, Jesús y su mensaje tienen significado. Así hay que interpretar la frase del Credo que dice que «Jesús descendió a los infiernos». El teólogo Josep M. Rovira Belloso comenta en el libro «L’Evangeli il•lumina el Credo»: «Jesús, en el paso de su pasión, ha bajado a lo más profundo del dolor del mundo, se ha hecho solidario de todos los sufrimientos de los humanos. Los ha tomado sobre Él mismo».

6. En todo caso, queda claro que en el infierno no hay urnas. También queda claro que un cristiano, si lo considera adecuado en conciencia, votará.

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