Otra navidad «groga» (amarilla)

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«Otra Navidad ‘groga’ (amarilla)» es el título de un artículo publicado en la revista «Foc  Nou» (número 491). Otra Navidad «groga», triste y esperanzada, entre el exilio y la prisión, en este año 2019 en Catalunya. amarillo, como el limonero y la retama, símbolo liberador de toda esclavitud.

1. CATACUMBAS DE LA CLANDESTINIDAD. «Navidad groga» es un artículo en «La llista blava», revista impulsada por mosén Josep Dalmau (1926/2018) en Gallifa. Dalmau fue un hombre cristiano libre, comprometido, demócrata, solidario, independentista. Fue perseguido por la policía franquista y por jerarcas de la Iglesia nacional católica. Las actuaciones de Dalmau y de tantos otros, desde las catacumbas clandestinas, hacían tambalear el orden establecido … «Desorden establecido» según Emmanuel Mounier (1905/1950). «Desorden establecido» es el orden político, social y económico impuesto a la fuerza por los regímenes autoritarios y dictatoriales contra las libertades de las personas y los pueblos. Un exiliado político, Antoni Comín, es el autor del artículo dedicado a Mounier en «Història del pensament cristià. Quaranta  figures «, libro coordinado por Pere Lluís Font (Proa. Fundació Joan Maragall)

2. GROC (AMARILLO) DE LIBERTAD Y SOLIDARIDAD. «Nadal groc» fue publicado en diciembre de 2017. Su planteamiento es ahora, diciembre de 2019, más urgente y vigente que hace dos años. Una crónica similar como «Otra Navidad amarilla» tiene pleno sentido. Amarillo de libertad y solidaridad con los exiliados, los presos y los perseguidos políticos catalanes por un régimen enloquecido … Hombres y mujeres pacíficos considerados por los adictos al régimen monárquico como criminales, peligrosos, violentos. Incluso son despreciados por gente que se confiesa cristiana. ¡Qué vergüenza! El clamor por la libertad y la solidaridad es humano, cívico, cristiano. Clamor legítimo aunque rompa las costuras de la legalidad constitucional. Este clamor es Evangelio o buena noticia de Jesús (Dios salva), nada que ver con los medios de la caverna mediática.

3. BENDITOS LOS QUE VISITAN PRESOS. Pero un cristiano, y también un agnóstico de cultura cristiana, tiene el reto de hacerse suyas las bienaventuranzas y las bendiciones del mensaje evangélico. Humanizan, hermanan, llenan el corazón de esperanza y de sentido de Dios … Bienaventurados o felices los pobres, los que lloran, los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos, los insultados, los calumniados (Mateo 5, 1-11). Benditos los que visitan a quienes están en prisión. Malditos los que no visitan a quienes están en prisión (Mateo 25, 35 y 43). Bienaventurados y benditos porque, a pesar de que sufren, son portadores de una irreversible fuerza de liberación, de humanidad, de esperanza, de felicidad. Son palabras y valores vividos, transmitidos y propuestos por Jesús de Nazaret, liberador de todo mal y de toda esclavitud. Un Jesús, en palabras de Pedro, que «pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos 10, 38).

4. JESÚS NO NACE EN LA ZARZUELA. El hombre Jesús que pasa por el mundo haciendo el bien sufre exilio y represión desde su nacimiento. Desde la Navidad, que hay que vivir sin tópicos azucarados, hasta su muerte. El relato evangélico presenta un Jesús que nace a la intemperie. No nace en ningún palacio, ni en la Zarzuela, ni en la Moncloa. Jesús nace y es crucificado fuera de las puertas de la ciudad. Una estelada amarilla guía unos sabios de Oriente en búsqueda de Jesús, de la humanidad, de Dios. El rey Herodes, déspota servil a las fuerzas de ocupación de Roma, y ​​los colaboracionistas como los sacerdotes y los maestros de la ley pretenden liquidar Jesús porque lo consideran peligroso por el establishment. Herodes y sus cómplices emplean la fuerza bruta. Hacen todo lo posible, en nombre de la legalidad, para salvaguardar su trono. Por ello ordenan que en Belén y en sus alrededores maten todos los niños de menos de dos años para asegurarse de la muerte de Jesús. Todo vale para ahogar los derechos y las libertades de las personas y de los pueblos. Jesús y sus padres se exilian en Egipto.

5. NAVIDAD SIN JESÚS NO ES NAVIDAD. Gente de todas partes y de todos los tiempos, creyentes o no, pueden experimentar de un modo u otro, que el Evangelio y el espíritu de Jesús valen la pena, tienen sentido, les afecta, les interpela. Los cristianos optan explícitamente y con humildad por creer que el Jesús nacido en Belén y crucificado en el Gólgota está con Dios. Jesús es humano y lleno de Dios. Dios misterioso, enigmático, desconocido, trascendente, intuido, deseado, amoroso, comprometido con la historia y la realidad humanas, también con la cotidianidad de cada uno. Dios abre interrogantes. Se expresa en silencio. ¿Incomprensible? ¿Por qué? Dios sobrepasa toda imaginación. Es razonable pero es más grande que la razón. Y es que Dios no es una invención humana. No es manipulable por nadie ni por ningún poder. Los seres humanos que creen en Dios tienen fe porque descubren huellas divinas en el mundo, en los otros, en la propia conciencia. Los cristianos, que lo son si intentan ser buenos cristianos, optan por creer en Dios porque creen en Jesús. Creen en el Dios de Jesús. Y es que la fe cristiana no es una lista de dogmas, ni una imposición, ni un código legislativo o penal. La fe cristiana es un estilo de existir, de amar, de confiar en Dios, viviéndolo a la intemperie de Belén y del Gólgota. La fe cristiana humaniza y diviniza. Navidad es Jesús. Navidad sin Jesús no es Navidad.

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